FELIZ AÑO NUEVO

domingo, 25 de septiembre de 2011

TOTALMENTE PAGADO.


Una tarde, un pequeño se le acercó a su madre, quien preparaba la cena en la cocina, y le entregó una hoja de papel en el que había escrito algo……

Después de secarse las manos, ella leyó lo que decía el papel:
-Por cortar el césped: $5.00;
-Por limpiar mí cuarto esta semana: $3.00;
-Por ir a comprar a la tienda: $0.50;
-Por cuidar a mi hermanito mientras tú ibas de compras: $2.00;
-Por sacar la basura: $1.00;
-Por tener una libreta con buenas notas: $5.00;
-Por limpiar y barrer el patio: $2.00.
Total adeudado: $18.50

La madre miro al niño con fijeza; el aguardaba, lleno de expectativa.
Entonces ella tomó  el lápiz y en el dorso de la misma hoja escribió:
-Por cargarte nueve meses en mi barriga: Nada;
-Por tantas noches de desvelos, curarte y orar por ti: Nada;
-Por los problemas y el llanto que me hayas causado: Nada;
-Por el miedo y las preocupaciones que me esperan: Nada;
-Por comidas, ropas y juguetes: Nada;
-Por limpiarte la nariz: Nada.
Cuando el hijo terminó de leer lo que había escrito su madre, tenía los ojos llenos de lágrimas. La miró a los ojos y le dijo:
“Te quiero mucho mamá….”
Luego, tomó su lápiz y escribió con letra muy grande: TOTALMENTE PAGADO.


Anónimo

domingo, 18 de septiembre de 2011

EL ULTIMO BESO.

EL ÚLTIMO BESO.


Como todas las mañanas desde hace ya 6 años, me despertó mi madre esta mañana para ir a la escuela, había pasado una mala noche, con pesadillas sobre monstruos y me costaba trabajo levantarme. A los 10 minutos mi madre volvió a despertarme esta vez con más premura, se me estaba haciendo tarde, me levanté como un bólido, apenas si me lave la cara me comí el desayuno en un abrir y cerrar de ojos y ahí estaba mi mamá diciéndome:
-Come despacio, te vas a ahogar.

Con las prisas del momento le contesté de mala manera:
-Si ya lo sé, no empieces a regañarme. Aun tuve que soportar las preguntas de rigor:
¡Llevas el almuerzo?, ¿Te cepillaste los dientes?, ¿Tienes listos los libros? Yo aun mas impaciente le contestaba levantando la voz ¡Ya te dije que si!

Ella sonrió suavemente y me dijo:
-Anda, dale un beso a tu madre y ve con cuidado a la escuela.
Alce los hombros con fastidio y le dije medio enfadado:
_! Mamá ¡Ya es muy tarde y no tengo tiempo para eso!
-Esta bien hijo, ve deprisa, que Dios te proteja.

Aun retumban mis propias palabras en mi oído:
¡No tengo tiempo para eso…!
Con las prisas y el enfado me paso por alto un leve destello de tristeza en su mirada, mientras iba corriendo hacia la escuela estuve a punto de regresarme a darle el beso a mi madre, sentía un nudo en el corazón, pero mis compañeros comenzaron a llamarme y fui hacia ellos, ¿Con que excusa regresaría? ¿Qué iba a darle un beso a mi madre? Se hubieran reído de mí. De todas formas al regresar a casa después de las clases vería a mi madre en la puerta de la casa esperándome como siempre lo hace, estar pendiente de mí.

¡El día se me paso volando en la escuela, entre clase y clase y el  almuerzo, ya se me había olvidado el incidente de la mañana, sin embargo esta vez, apenas terminé las clases salí corriendo a mi casa sin entretenerme.

Desde algunos metros antes de llegar a la casa ya esperaba ver la figura de mi madre en la puerta, pero no había nadie esta vez, supuse que estaría adentro entretenida  con algo pero extrañe de momento su presencia tan segura. Antes de abrir la puerta, salió mi padre. ¿Pero era mi padre?   Aquel hombre era mucho mayor de lo que siempre me había parecido, los hombros caídos, los ojos hinchados y un profundo halo de tristeza lo rodeaba. Mi corazón empezó a latir alocadamente, presintiendo algo, apenas me salió la voz para preguntar: ¿Qué pasa papá, mamá está bien? En un suspiro me contestó:
“Tu madre sufrió un ataque al corazón esta mañana, su muerte fue instantánea, nadie se enteró hasta vinieron a visitarla y la encontraron ahí tendida en el pasillo, fue muy rápido, hijo; se fue nuestro ángel….” Un sollozo salió de su garganta y no pudo continuar hablando. ¡Mi mamá!, ¡Mi mamá!, la que todas las mañanas me despertaba, la que por las noches rezaba conmigo, me arropaba y me daba un beso de buenas noches, la que me consolaba cuando me veía triste, la que reía con mis alegrías, mi madre, a la que esta mañana conteste de mala manera, a la que no le di un beso de despedida, ¡Mi mamá!.

Dios, perdóname, dile que me perdone, aun soy un niño pretendiendo ser un hombre, dile por favor que ella es lo que más quiero en esta vida, que sus abrazos me han dado seguridad siempre y es ahí donde me he sentido mas protegido. Dile que su suave sonrisa me acompañara toda la vida, y que prometo valorar a las personas que comparten conmigo mi existencia, no malhumorarme con ellas sin ningún motivo y que les daré mil besos día a día por todos los que no pude darle a ella, a mi padre, mis hermanos a mis hijos, sus nietos.¡Cuidala por mi, Dios, que ella ha sido muy buena y dile por favor que cuando me sienta, enfermo, deprimido, triste, desolado venga a mi lecho y me arrope como siempre lo hizo.


Disfruten con las personas queridas cada día, como si fuera el último; nunca sabemos hasta cuando tendremos la dicha de su presencia mortal, y si ya no está con nosotros, una madre nunca te dejará solo, te seguirá cuidando desde el cielo.

Disfruten a sus padres, sus hermanos, a sus hijos, a su familia, a los amigos, porque después podemos lamentarnos de no haber compartido y disfrutado con ellos aquellos momentos que pudimos hacerlo…..



Anónimo.

domingo, 11 de septiembre de 2011

PROMESA DE CAMBIO.

           EL PRECIO DE LA TRANSFORMACIÓN
              
                                            
Este día prometo iniciar una nueva etapa y hacer más con mi vida, alcanzar la grandeza que existe dentro de mí y que está esperando ser utilizada.

Hoy dejaré de huir de mi mismo y ya no fracasaré jamás, este es el día que por fin tengo el valor de enfrentarme a las circunstancias y los problemas y los venceré uno a la vez. No volveré a tomar el camino fácil.

Sacrificaré placeres temporales disciplinando mis apetitos físicos y emocionales por alcanzar excelencia en mis esfuerzos, de acercarme a mi meta.

Alimentaré mi mente de información y  mi espíritu de positivismo y entusiasmo y en mi continua jornada no permitiré que mi mente sea invadida por el ocio, ya que se que tengo la fuerza de voluntad necesaria para evitarlo.

Hoy también renuncio a la desidia, pereza, ignorancia, debilidad de carácter y otros malos hábitos que hunden al ser humano en las tinieblas de la mediocridad y del conformismo.

Pagaré el precio necesario de alcanzar esta meta, porque se que el dolor del fracaso es mayor que cualquier sacrificio o trabajo.

Se que estoy dando un paso muy importante en mi vida, porque al cumplirlo estaré preparado para continuar con mi siguiente meta y por primera vez puedo comprobar que tengo control de mi destino. Por fin empezaré a ser inmensamente feliz realizando mis sueños y he dejado mentiras y excusas en el pasado.

Ya no me conformaré con sólo limosnas de la vida para sobrevivir, para triunfar nací y fui diseñado, y hoy sé que las grandes puertas de la felicidad, la riqueza y la tranquilidad se abrirán para mi y para mis seres queridos.

Si no cumplo con esta promesa, merezco que la vida me trate como hasta hoy lo ha hecho.

 Alex Dey.


                           

domingo, 4 de septiembre de 2011

LA GENEROSIDAD




La persona generosa no piensa en si misma, ni en su interés particular; Piensa en como puede llevar felicidad a los demás.

Proporcionamos ayuda a los demás cuando nos desprendemos del  egoísmo y del beneficio personal y estamos prestos a dar generosidad con desinterés.

Hay que saber dar sin humillar y hacerlo siempre con alegría, compartir no solo lo que nos sobra en abundancia, sino también cuando nuestros recursos sean escasos.

Podernos ser generosos no solamente dando cosas materiales a los demás para cumplir con un compromiso; habrá momentos  en los cuales será necesario dedicar tiempo a la persona que lo necesite, visitar un enfermo,  consolar al afligido, etc.

La generosidad significa olvidarnos de nosotros mismos y pensar en los demás.